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sábado, 14 de abril de 2012

¿Conocimientos? ¿Cómo Se Come?



Por: (*) Mesías Guevara Amasifuen

Era un día soleado y agradable. Entre las ramas de un árbol estaba un mono que disfrutaba del aparente momento apacible, el mismo que fue interrumpido por su amigo el zorro, que ocasionalmente pasaba por ahí. El mono inquieto y curioso establece el dialogo, inquiriéndole: ¿Qué haces? ¿ a dónde vas?. El zorro haciendo gala de su astucia le responde voy adónde tú no puedes ir. El mono ve que el zorro entre sus manos lleva una bolsa, y le pregunta por el contenido de la bolsa. Mira mono, eres muy ignorante para que entiendas, lo que estoy llevando en esta bolsa, por favor deja de preguntar y sigue comiendo
tu plátano, le respondió el zorro. Muy perseverante el mono insistió en saber que había en la bolsa, a tal punto que convenció al zorro, que con aire de autosuficiencia le respondió: en la bolsa llevo conocimientos.

¿Conocimientos?, respondió el mono, y eso, ¿cómo se come? agregó. El zorro,
con tono altanero le dijo: Contigo estoy perdiendo mi tiempo, nunca aprenderás
nada. Cuando estaban en plena discusión, se presento un feroz Tigre que estaba hambriento, y cogió del cuello al pobre zorro. El mono atemorizado no sabía qué hacer, por su mente se cruzó la idea de bajar a ayudar al zorro, pero
notó que de hacerlo su integridad física también estaría en peligro. Entonces solo decidió arengarlo, gritando: Zorro, Zorro, usa tus conocimientos. El Zorro, no podía usarlos porque los tenía muy seguras en la bolsa, al final fue devorado por las fauces de la fiera. ¿Cuántos de nosotros somos como el Zorro?. Que hemos adquirido muchos conocimientos y no los utilizamos de manera adecuada.

En esta pequeña historia encontramos la palabra conocimiento. Palabra cuya definición ha intrigado a algunos de los grandes pensadores mundiales, desde
Platón hasta Popper, sin llegar a un consenso.

La literatura sobre el análisis y la dirección del conocimiento señala características relevantes en la utilización del conocimiento dentro de la empresa. Machlup (1980) identifica trece "elementos del conocimiento", incluyendo: conocer, estar familiarizado con, saber, acordarse, recordar, reconocer, distinguir, comprender, interpretar, ser capaz de explicar, ser capaz
de demostrar, ser capaz de hablar de y ser capaz de interpretar.

Machlup también identifica cinco "clases de conocimiento": conocimiento práctico, conocimiento intelectual (abarcando el científico, humanístico y cultural), conocimiento para pasar el tiempo (noticias, cotilleos, historias y cosas por el estilo), conocimiento espiritual y conocimiento superfluo (no deseado).

El conocimiento explícito se transmite por comunicación, siendo la facilidad de comunicación su propiedad fundamental. El conocimiento tácito se transmite a
través de su aplicación. Si el conocimiento tácito no se puede codificar y sólo se puede observar a través de su aplicación y adquirir a través de la práctica, su transferencia entre la gente es lenta, costosa e incierta (Kogut y Zander, 1992).

La distinción crítica entre ambos tipos de conocimiento radica en la transferibilidad y los mecanismos de transferencia entre los individuos a través del espacio y a través del tiempo.

En el contexto turbulento que nos toca vivir somos conscientes que estamos transitando de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. La
sociedad del conocimiento se caracteriza porque el capital es el saber, el mundo es digitalizado con un creciente uso de la tecnología informática, en la que la información viaja a la velocidad de la luz, hay una globalización de la economía, los lideres a nivel mundial son permanentemente retados por los cambios, el trabajo es en equipo y a la vez compartido, la protección del medio
del ambiente se ha convertido en un gran desafío.

En esta sociedad hay millones de personas que han sido excluidos, y otros auto excluidos, que asumen comportamientos muy parecidos al del mono y del
zorro. El primero no sabe que es y para qué sirve el conocimiento, mientras que el segundo sabe lo que es, pero no sabe utilizarlo. Cabe resaltar que es necesario estar permanentemente generando conocimiento y así mismo, saber
gestionarlo.

(*). Congresista de la República.

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